Este fin de semana ha sido de esos que voy a recordar toda la vida.
Nos hemos escapado a Cantabria, al valle de Cabuérniga, hemos estado hospedados en el hotel Spa Casona de la Hondonada que podéis encontrar pinchando aquí.

La casona es muy acogedora y la habitación tenía bañera con hidromasaje que disfrutamos un montón, pero lo que mas nos gusto, fue el spa privado por la noche, con cava y bombones un autentico lujo, super recomendable.
La escapada llevaba incluida una cena romántica que estuvo genial y a la que no le falto ningún detalle.

Pero en cuanto a la gastronomía me gustaría destacar el restaurante Casa Juanillo, un autentico descubrimiento.

Con una decoración muy agradable y un trato estupendo.

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Comimos unos perrechicos salteados con ajo que estaban espectaculares.

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Unas rabas de peludin.

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Arroz con boletus y aceite de trufa blanca, sinceramente extraordinario.

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Pero no todo fue comer, también tuvimos tiempo a conocer sitios con muchísimo encantando como Bárcena mayor mirad que bonito.20160319_115025

 

 

 

Después de visitar este maravilloso pueblo, hemos hecho un poco de senderismo para ver el nacimiento del río Saja.

Los kilómetros recorridos los hemos donado a través de iwopi, una aplicación que tenemos vinculada a runtastic y mediante la cual, se pueden donar kilómetros, que luego empresas colaboradoras transforman en aportaciones a diferentes causas benéficas.

Pero lo mas destacado de este fin de semana lo que nunca voy a olvidar fue la visita a la cueva del soplao.
Fuimos pensando en que sería la típica cueva con estalactitas y estalagmitas, pero no sabíamos la sorpresa que guardaba en el interior, las excéntricas.
Yo no sabía lo que era hasta ahora y os invito a que lo investiguéis.
La visita termina en una zona con todo el techo lleno de excéntricas y en el que se escucha opera, de verdad que la magia y la belleza  que existe en ese lugar es algo que no se puede explicar con palabras, ninguno de los que estábamos ahí pudimos decir nada, simplemente nos quedamos en silencio escuchando la música y contemplando ese techo, pude ver como a algunos se le escapaban las lagrimas de emoción y yo tengo que reconocer que me costo contenerme.

Dentro de la cueva no se pueden hacer fotos, pero lo mejor es que esa foto con banda sonora no la voy a perder nunca porque la llevo en el corazón.