Día 4 de Octubre de 2016
Hoy también nos toca madrugar, por fin, vamos a conocer Ayutthaya, la antigua capital del reino de Siam, es probablemente lo que más me ilusión me hacía conocer, de las inmediaciones de Bangkok.
Desde España habíamos preparado con bastante antelación y dedicación este día, en un principio, habíamos estado mirando distintos medios de transporte para ir a Ayutthaya, así como la ruta a seguir, una vez allí, para ver las ruinas más importantes.
Finalmente, contratamos una excursión por Internet, que por apenas 50 euros, te llevaba a Ayutthaya, parando en el palacio de Verano y luego volvía a Bangkok a bordo de un crucero, por el rio Chao Phraya, incluyendo la comida.
Nos pareció muy buena opción y así nos despreocupábamos, aunque ahora me hubiese ido a Ayutthaya por mi cuenta y hubiese omitido la excursión y el crucero totalmente.
Ese día hacía muchísimo calor, fue el día más caluroso en toda la estancia en Tailandia, lo que hizo que no pudiésemos disfrutar con tranquilidad de la visita, ya que resultaba prácticamente imposible estar más de 5 minutos seguidos expuestos al sol, esto sumado a que no podemos enseñar brazos ni piernas, en determinados sitios como templos, palacio de Verano, ruinas de Ayutthaya… Lo que nos obligaba a ir cubiertos.
Aunque nada nos impide maravillarnos y disfrutar, cuando viajas, estas dispuesto a aguantar todo y la curiosidad y el ansia por conocer sitios nuevos hace que las condiciones ambientales no puedan contigo.
Nos recogen a las 7 en la recepción del hotel, primera parada. palacio de verano.
En su momento no me hizo gracia, preferiría haber omitido esta parada y conocer mas ruinas en Ayutthaya.
Aunque ahora veo las fotos y son realmente impresionantes, de las más bonitas que he sacado en todo el viaje.
Esta en concreto es mi preferida.
Está tomada en la terraza del palacio chino, que forma parte del palacio de verano y fue el único en el que pudimos entrar, el suelo del interior estaba pintado a mano, era una auténtica obra de arte.
Estamos aproximadamente una hora y luego ponemos rumbo a la deseada Ayutthaya y no nos defrauda, es realmente impresionante, mágica, de las cosas más increíbles que he visto nunca.
Declarada patrimonio de la humanidad por la UNESCO en 1981 y construida en 1350, fue varias veces atacada por Birmania, hasta que finalmente en 1767 fue totalmente arrasada y quemada por el ejército Birmano, estableciéndose posteriormente la capital en Bangkok.
Lo más impactante es la cabeza de buda dentro del árbol.
El ejército Birmano en uno de sus múltiples ataques decapitó y destruyo buena parte de las esculturas de Buda, cuentan que esta cabeza quedo enterrada y el árbol fue sacándola arriba a medida que crecía, respetando las raíces, la cara Buda.
Los thailandeses lo consideran un árbol sagrado y siempre acuden a realizar ofrendas.
Os dejo fotos del resto de Ayutthaya para que juzguéis vosotros mismos.
Partimos de Ayutthaya a bordo de un crucero, en el que comemos y conversamos con nuestros compañeros de excursión, si algo bueno tiene bajar, es conocer a gente de todo tipo, muy diferente a ti, diferente cultura, religión, diferentes formas de ver la vida.
En este crucero conocimos a Mikel un chico neoyorquino que estaba dando la vuelta al mundo, nos caímos super bien y estuvimos todo el trayecto hasta Bangkok conversando con él.
Llegamos a Bangkok y nos vamos directos al hotel a darnos una rapidísima ducha, para exprimir nuestro último día en la gran ciudad.
Nuestra intención es ir al Wat Arun (templo de la Aurora), para ver la puesta de sol desde ahí, para ello tenemos que tomar un ferry, ya que está al otro lado del rio, nos dirigimos entonces, al embarcadero de Saphan, muy cerca de nuestro hotel, pero nos resulta imposible, nos perdemos, una vez más Bangkok nos despista, nos distrae y nos engulle.
Con suerte llegamos a la parada del metro y cogemos el tren que nos deja en el embarcadero, tomamos dos ferrys para llegar al Wat Arun, en el ferry nos encontramos con un monje que se ríe a carcajadas de mi novio, se sienta a nuestro lado y nos pregunta de donde somos sin parar de reírse, aún no sabemos muy bien por qué.
Cuando llevas ya, unos días en el país descubres el sentido del humor de la gente, es increíble, se pasan el día riendo y bromeando.
Desembarcamos en el Wat Arun, pero ya son las 18:15 y el templo cierra a las 18:00 así que nos conformamos con verlo desde afuera.
El templo es precioso, aunque estaba en obras y lleno de andamios, el espectáculo de luces que hacía cuando caía la noche era impresionante.
Visto el templo, volvemos a coger el ferry para volver al otro lado del río y ponemos rumbo al barrio chino, para no perder las buenas costumbres nos perdemos nuevamente y nos encontramos con el festival vegetariano.
Estamos tan perdidos que decidimos tomar un taxi que nos lleva al rascacielos más alto de Bangkok, la torre Baiyoke, en un piso 84, desde su plataforma giratoria podemos ver absolutamente toda la ciudad y nos tomamos una copa en el sky bar.
Ahora ya decidimos poner rumbo a nuestro hotel y cenar algo, miramos un restaurante cerca de la Baiyoke, pero justo cuando estamos mirando la carta, una rata cae literalmente del cielo a nuestro lado, así que yo, me voy corriendo…
Decidimos parar taxis, tuc-tuc, todos nos dicen que nuestro hotel está muy lejos y se niegan o nos piden precios abusivos que nos negamos a pagar, decimos buscar una parada de metro, mientras nos cae un gran chaparrón.
Llegamos a la parada de metro y nos encontramos a una pareja de españoles que acaba de aterrizar en Bangkok, y están buscando su hostal que también está en Silom road, les acompañamos en el viaje hasta Silom y les contamos nuestra experiencia en la gran ciudad, además de darles algunos consejos, los pobres están agotados, cargados con grandes mochilas y una mojadura considerable.
Una vez en Silom, nos despedimos de ellos y nosotros tratamos de buscar donde cenar, ya son más de las 10 de la noche y la mayoría de los restaurantes ya están cerrados, finalmente encontramos uno abierto, cerca de nuestro hotel, nos damos cuenta de que es un libanés, cuando abrimos la carta y nos encanta, comida rica y diferente, añadimos otra experiencia al paladar y la mochila.
Y hasta aquí llega nuestra aventura en Bangkok, mañana cogeremos un avión con destino Chiang Mai.
Mi impresión de Bangkok ha sido muy buena, es una ciudad moderna y avanzada que se mezcla con mercadillos y puestos callejeros que te transportan a otra época, que te recuerdan que es otra cultura diferente a la nuestra y que le dan ese toque exótico.
Nuestro tiempo en Bangkok fue muy limitado, por eso decimos sacrificar las visitas a los templos de la ciudad, por conocer sus alrededores, que nos parecían más interesantes y por perdernos por sus calles, por respirar su esencia, por pasear sin saber muy bien a dónde y ver la auténtica ciudad, alejada de turistas y bullicios.
Así que, hasta siempre Bangkok, nos dejaste el corazón latiendo fuerte, como nos gusta.
2 noviembre, 2016 at 12:32 pm
Me parece estar ahí según voy leyendo.
Me gustaMe gusta
2 noviembre, 2016 at 9:09 pm
👍
Me gustaMe gusta