Día 7 de Octubre de 2016
Nos recoge una furgoneta a las 7:30 en nuestro hotel, con destino Chiang Rai, con la única intención de detenernos aquí, para ver el templo blanco, que aunque es una construcción moderna, es el templo más impresionante que he visto en todo el viaje, tanto por dentro como por fuera.
Solo os puedo enseñar fotos del exterior, porque dentro no estaba permitido tomarlas.
En esta foto se pueden apreciar mejor los detalles, de la fachada.
Si el exterior parece todo paz y armonía, el interior es todo lo contrario, es una auténtica locura, las paredes están pintadas haciendo una representación del infierno y de las tentaciones de la vida, si las observas con detenimiento, puedes encontrar a algún pokémon, a hello kitty, Kung Fu panda, Michael Jackson y cosas que no os podeís ni imaginar.
Casi todo era blanco, excepto los baños, mirad que joyita, nos pareció digno de fotografiar.
¿Parece increíble verdad? Pues sí, estos eran los baños del templo blanco.
Ahora ponemos rumbo al triangulo del oro, es el punto donde el río Mekon separa Tailandia, Laos y Myanmar (antigüa Birmania).
Cogemos un barco, que nos lleva por el triangulo del oro hasta Laos.
Antes de montar en el barco, nos requisan los pasaportes, cosa que me da un poco de mal rollo, aunque a la vuelta nos lo devolvieron sin problema y en Laos obtenemos un visado de visitantes.
Supongo que la razón será por tema de tráfico de drogas o juegos de azar, tanto el consumo de opio como el juego están prohibidos en Tailandia pero permitidos en Laos y seguramente sin pasaporte no puedas acceder a ninguna de estas cosas.
El paseo en barco, resulta agradable en el podemos ver a la gente pescando desde su barquitas, observamos los grandes casinos de Laos, el gran buda dorado…
Y desembarcamos en Laos, nada más posarnos tenemos a un montón de niños pidiéndonos dinero, cosa que te deja con mal cuerpo y que te hace sentir culpable, ya que te das cuenta de que están ahí, por culpa de que a ti turista que vives feliz, te apetece hacer esa visita a Laos y que seguramente lo que acabas de ver, no refleje la realidad del país en absoluto.
Este tipo de situaciones suelen ser muy típicas cuando viajas con tours organizados, en el viaje a la Habana del que podéis ver el post pinchando aquí , nunca encontramos pobreza, ni niños en la calle, solamente una noche que contratamos un tour nocturno, al bajarnos del autobús teníamos unos niños esperándonos para pedirnos dinero.
Es por eso, que solo puedes descubrir un país cuando lo visites por libre, la visión, la impresión y la sensación que te llevaras de ese país, va a ser muy diferente a la que te puedes llevar si vas con un tour organizado y os aseguro que puedo hablar con la autoridad moral que me confiere mi propio fracaso.
Al margen de esto, la visita es meramente simbólica y apenas estamos una hora, sacamos el visado y para nuestra sorpresa está sonando la canción de Shakira y Carlos Vives de la Bicicleta, los españoles no podemos evitar ponernos a cantar y bailar.
A la vez que los comerciantes se dan cuenta de nuestra nacionalidad y nos dicen: «bueno, bonito, barato»
Nos quedamos de piedra y como ven que nos hace gracia no paran de repetirlo, saben un montón de idiomas y nos sorprende muchísimo y es que ya sabéis el problemilla que los españoles tenemos con los idiomas, cuando vemos esta tipo de situaciones solo podemos admirarlas.
Hacemos unas compras, el típico licor con cobras, lagartos etc y el sombrero que llevo puesto y que he conseguido traer a España intacto, llevándolo puesto todo el viaje, Phuket-Dubai-Madrid, pues sí, por Madrid que me paseé con el sombrero.
De Laos nos llevan directamente a un restaurante buffet, en el que entablamos conversación con unos compañeros de furgoneta alemanes, con los que hacemos buenas migas y que nos cuentan que han estado dos días durmiendo en las terrazas de arroz, en medio de la jungla, en una cabaña y que la experiencia ha sido brutal.
De ahí, nos vamos a la frontera de Myanmar y a continuación, la excursión incluye la visita a Mae San, un pueblo donde viven las famosas mujeres jirafa. Nosotros teníamos claro desde el principio, que no íbamos a contribuir a que las mujeres estén expuestas, para que los turistas se hagan fotos con ellas como si de un zoo se tratase.
Así que decidimos quedarnos en el pueblo anterior, en el que también vivía una tribu tibetana, que al igual que las mujeres jirafa están refugiados en Tailandia.
A fin de cuentas, este pueblo era igual que Mae San, las mujeres tenían puestos con pulseras y demás cosas para vender a los turistas y estaban vestidas con sus ropas de origen para la foto, el poblando era bastante pobre como podéis ver.
Al final te quedas con la duda de si el turismo les beneficia o les perjudica, en cualquier caso yo no volvería a hacer la excursión, porque los niños en Laos deberían de estar escolarizados y no pidiendo a los turistas y las mujeres seguramente no tengan una calidad de vida acorde a los ingresos que generan, aunque esta sin más, mi modesta opinión.
Llegamos a Chiang Mai muy tarde y aprovechamos nuestra última noche para pasear por el mercado nocturno y por las calles de la ciudad, que las hay preciosas.
Paramos a cenar en un bar muy coqueto, en el que nos arriesgamos a pedir las cosas mas raras de la carta.
A día de hoy todavía no sabemos que es exactamente lo que cenamos aquel día, lo único que tenemos claro es que no quedó nada.
Nos despedimos de Chiang Mai con muy buen sabor de boca, es una ciudad moderna y algunas zonas tienen un aire muy europeo, sobre todo en la ciudad nueva, con grandes centros comerciales, en los que he visto cosas tan modernas, que no había visto antes, aunque eso os lo enseñare en otro post.
La ciudad vieja con casas bajas y templos preciosos, aquí no hay grandes edificios como en Bangkok y apenas hay tráfico, las calles son pequeñas, estrechas y acogedoras.
Ahora nos toca descansar, nuestro avión sale mañana a medio día con destino Phuket.
Nuestra intención era relajarnos en la playa, aunque ya veréis que al final de relax tuvimos poco.
Y…
¡Hasta Siempre Chiang Mai!
Deja una respuesta