Día 9 de Octubre de 2016
Madrugamos una vez más, para desayunar antes de que nos vengan a buscar.
A las 8 nos recoge una furgoneta que nos lleva al embarcadero.
Por el camino, coincidimos con el festival vegetariano, aunque en Bangkok ya habíamos estado en uno, en Phuket es donde realmente se toman más en serio esta fiesta.
Desde la furgoneta pudimos ver a la gente en procesión descalzos, mientras les tiraban petardos en los pies.
Lo más impactante fue ver a chicos con pinchos clavados que les atravesaban los mofletes de lado a lado, con vegetales ensartados.
Una vez en el embarcadero, nos ofrecen un pequeño desayuno buffet, así que ni cortos ni perezosos volvemos a desayunar otra vez, también aprovechamos para tomar una pastilla para el mareo, por si las moscas, no vaya a ser que el día en barca se nos haga difícil. Por supuesto las pastillas del mareo también forman parte del buffet.
En el desayuno descubrimos que hay otros 7 españoles, así que ya entablamos conversación con ellos y es que cuando está tan lejos, siempre alegra, reconforta y divierte un montón, encontrar a paisanos.
Pues desde aquí partimos ¿Impresionante paisaje verdad?
Primera parada cueva ice-cream, o cueva del helado, a esta cueva solo se puede acceder en barca, la cual, nos deja a la entrada y la recorremos caminado, es una cueva con estalactitas y estalagmitas, como muchas otras que podemos encontrar en España, la pena es que esta no está muy bien cuidada, está llena de pintadas y firmas de turistas, puedes tocar las formaciones sin ningún problema, cosa que es un crimen.
Los que hayáis visitado alguna vez una cueva de este tipo, sabréis lo que te puede llegar a insistir el guía con que por favor, no toques las estalactitas, puesto que de tocarlas, te estarías cargando miles de años de sedimentos amontonados.
Vista la cueva nos dirigimos en lancha a una zona de aguas poco profundas para hacer Kayak, el paseo resulta muy relajante, aún recuerdo la tranquilidad que pude llegar a sentir y aquí fue donde por primera vez, logre encontrar la paz desde que llegamos a Tailandia.
No os puedo enseñar fotos del momento ya que no nos quisimos arriesgar a meter el móvil en el Kayak, es un pena, aunque yo espero tenerlo en la retina grabado toda la vida.
Ahora con esta inyección de tranquilidad, nos vamos a la turística y bulliciosa isla de James Bond o Phang Nga, aquí nos damos un baño y nadamos un poco.
Al ser temporada baja tenemos suerte y la verdad que no hay muchos turistas.
Aquí me sucede algo que no me había sucedido en la vida, una pareja de chinos se acerca a mi y me enseña su móvil, en el traductor puedo leer : – Can I take a photo with you?
Que viene a ser algo así como : ¿Puedo hacer una foto contigo?
Pero yo que casi siempre actúo de buena fe, pienso seguramente lo que querrán es que les saque una foto y accedo sin problema. Espero a que me den el móvil para sacarles la foto, pero uno de ellos me agarra con el brazo mientras el otro, nos saca una foto.
Intenté hablar con ellos y preguntarles por qué, pero fue imposible no entendían ni papa de inglés.
Espero que se quede en una anécdota y no verme en un catalogo de bañadores en China.
Bromas a parte, esta es la tan fotografiada isla, aunque ese día conseguí robarle el protagonismo por un instante.
Ya es medio día así que volvemos a la lancha y nos vamos a comer a un pueblo flotante en medio del mar, es un pueblo de pescadores musulmanes, los llamados gitanos del mar.
La comida tipo buffet, sentados con el resto de españoles resulta de lo mas agradable, el cocinero sale amablemente a saludar a todos los hombres y las mujeres no podemos evitar hacer el comentario. Nos hace vivir otra vez la esencia Thai, la autenticidad de la gente y vuelve a recordarnos que estamos conviviendo con una cultura muy diferente a la nuestra y nuevamente nos encanta.
Después de la comida decidimos perdernos por el pueblo, recorrer sus calles construidas con tablones de madera sobre el mar, atravesando, pasillos, casas, tiendas y restaurantes con el ansia de perdernos por ese pueblo tan peculiar.
¿ Y que creéis que nos paso?
Venga si, que nos perdimos una vez más, el pueblo tiene varios embarcaderos y no conseguíamos salir en el que nos esperaba nuestro barco, menos mal que finalmente llegamos a tiempo.
No me digáis que no era para perderse por él, fue lo mejor de toda la excursión para mí y aquí también tengo otra anécdota.
Ya sabéis que en Tailandia el regateo es algo que forma parte de la cultura, si bien es cierto que lo correcto es empezar a regatear por el 25% del importe que te pidan.
Yo me quise pasar con el primer regateo y una señora se sintió ofendida conmigo, me regalo una mirada de desprecio, me dio la espalda y me echo de la tienda haciendo un gesto con la mano.
Tengo que reconocer que ya nunca más se me ocurrió regatear tan bajo.
Partimos del pueblo, con destino Isla Ko Lawa, una playa paradisíaca y prácticamente vacía en la que disfrutamos de un baño y tomamos el sol tranquilamente.
De vuelta a Surin, nos acicalamos y salimos a cenar, si la cena de ayer nos gusto, la de hoy mucho más, otra vez decidimos comer pescado fresco, pero esta vez en salsa de tamarindo.
De vuelta al hotel, nos damos otro agradable baño nocturno en la piscina hasta que el monzón decide acabar con nuestro día.
Una vez en la habitación, preparamos la mochila con ropa para 2 o 3 días ya que mañana cogemos ferry con destino Phi Phi, los siguientes días ya son una incógnita para nosotros.
Mañana va a llegar el día más esperado, el día en el que dormiremos en un hotel de cientos de estrellas.
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