Día 13 de Octubre de 2016
A las 7:15 de la mañana estábamos en la recepción del hotel, ya que era la hora en la que habían quedado en recogernos, el día estaba algo nublado, pero bueno, lo normal en esta época.
Nuestro destino era Raya Island, una isla paradisíaca y tranquila en la que no teníamos otra intención más que relajarnos, leer un libro y bañarnos.
La furgoneta llega a recogernos a las 7:45, por el camino, recogemos a más gente y llegamos al embarcadero, en el que ya está empezando a llover, nos ofrecen un desayuno, tomamos las pastillas del mareo y cada vez llueve con más intensidad, así que, nos informan de que vamos a esperar a que amaine el temporal para embarcar.
Con una hora de retraso montamos en la lancha, es pequeñita, cogemos aproximadamente unas 15 personas, el techo es una lona, que está empapada, al igual que los asientos, menos mal que nosotros llevamos los chubasqueros puestos y que los pasaportes y el dinero están en la bolsa impermeable que hemos comprado en Phi Phi.
El trayecto duraba aproximadamente 30 minutos, así que teníamos la esperanza de que la lluvia cesara en esa tiempo.
Había dos niños en la lancha que se reían a carcajadas, cada vez que la lancha botaba y los mayores les seguíamos el juego, porque también nos lo estábamos pasando bien.
Ya llevábamos navegando un rato y el temporal no remitía, la niebla había envuelto la lancha, nos percatamos de que el capitán estaba perdido y que el gps estaba roto desde el principio.
Entre nosotros empezamos a hablar y decidimos hacer votaciones para volver a Phuket, todos decidimos que lo mejor era volver ya que la cosa no pintaba bien, estábamos empapados, los niños no paraban de tiritar y se lo comunicamos al instructor y al capitán.
El instructor no paraba de hacer llamadas y nos comunica que, eso estaban tratando de hacer, pero que no sabían como volver, con tanta niebla era imposible orientarse y sin un gps estábamos completamente a la deriva.
Deciden parar la lancha para no gastar más combustible y con la lancha parada el oleaje y el viento hacían que ésta se moviese de forma exagerada, así que absolutamente todos nos abrochamos bien los chalecos salvavidas, por miedo a que pudiéramos volcar.
El mareo se hacía insoportable y a los pocos minutos las bolsas con vómitos circulaban por la lancha sin parar, hubo personas que se tuvieron que tumbar en el suelo, porque no aguantaban el movimiento tan brusco y desagradable de la barca.
Ponen de nuevo en marcha la lancha y nos encontramos con una especie de barco mercante, el instructor empieza a hacerle señas y utiliza el silbato, en ese momento ya me tranquilice…pensé ahora nos quedaremos aquí y desde este barco llamaran a alguien para que venga a buscarnos, pero ilusa de mi, lo único que se limitó a hacer el patrón, fue preguntar en que dirección estaba Phuket, el señor que estaba en el otro barco, señalo una dirección con la mano y nos fuimos.
No podía ser verdad, era como una pesadilla, no se mucho de mar ni de navegación, pero me parece imposible seguir una dirección en el mar, sin un gps y rodeados de niebla.
Y así fue, cambiamos la dirección un montón de veces.
La gente en la lancha empezaba a perder los nervios, a exigir explicaciones, de como era posible que estuviésemos a bordo de un barco sin gps.
Menos mal que un señor puso la nota de cordura a la situación y nos sugirió a todos, que mantuviésemos la calma a bordo y que discutiésemos una vez en tierra.
Finalmente el temporal remitió y la niebla se disipo, con lo que pudimos divisar tierra y llegar a Phuket, en total estuvimos 3 horas perdidos en el mar de Andamán , en lo que a priori iba a ser una trayecto de media hora.
Cuando nos posamos exigimos la devolución del dinero, que obtuvimos sin problemas y pedimos las explicaciones oportunas, finalmente decidimos no echar mas leña al asunto, ya que el instructor lo estaba pasando mal, nos pedía disculpas temblando y con la voz entrecortada y el patrón del barco se había desentendido y desaparecido.
Al final, todo quedó en una anécdota y a partir de ahora , siempre me fijare al montar en una lancha si el gps funciona.
Y escribiendo el post me doy cuenta de que era día 13, así que otro aprendizaje más, en día 13 no se si debes casarte, pero embarcarte seguro que no.
Ya era medio día así que volvemos a Surin a comer cerca de la playa, pasamos la tarde en la playa, en la que dormimos la siesta, un sueño reparador de una hora, al calor del nuevo sol, que ahora brilla en Surin.
La única foto que tengo de ese día es ésta, ya que en la lancha no pudimos sacar ninguna y esto fue lo único digno de fotografiar ese día.
Cuando el sol empieza a caer nos vamos al hotel y nos damos unos baños en la piscina, en la que nos hacemos un masaje de aceites esenciales, que nos deja como nuevos y nos vamos a cenar a una terraza que está al lado de nuestro hotel, a la que todavía no habíamos ido y en la que cenamos genial.
En la parte de atrás de la terraza, vemos que hay un bar con billar , así que después de la cena, nos tomamos unas cañas y jugamos unas partidas al billar, que yo hacía que no jugaba desde mi época de instituto.
Nos acostamos con la noticia de la muerte del rey de Tailandia, mañana va a ser nuestro último día en el país, así que tenemos cierta incertidumbre a cerca de lo que nos vamos a encontrar, ya que es una persona muy querida por todos los habitantes, llegando a adorarlo casi como a Buda y no es para menos.
Ya que en el viaje pude conocer entre otras cosas, los buenos actos que ha hecho el monarca, como prohibir el opio en el país, gran parte de las tribus que están refugiadas al norte de Tailandia, como las mujeres jirafa que he mencionado en el post del triangulo del oro y que podéis encontrar pinchando aquí.
Vivían del cultivo del opio, pero cuando la heroína empezó a consumirse de forma masiva, las mafias controlaban este tipo de tribus, es por eso, que el rey decidió prohibir tanto el consumo como la producción, y a cambio creó el «Royal proyect» una iniciativa, por la que las plantaciones de Opio eran sustituidas por cultivos orgánicos, como el café, flores, verduras y que se comercializan bajo este sello «Royal Proyect», garantizando así la procedencia del cultivo ecológico e ingresos dignos para sus trabajadores.
Además de asegurar este sello, la escolarización de los niños que viven en estas tribus, mediante la construcción de escuelas en los poblados.
Y es que el tema de la escolarización en Tailandia, desde mi punto de vista, es un problema, ya que puedes ver a muchos niños trabajando, desde bien pequeños y claro está que esos niños no van a la escuela.
¿No os parece una iniciativa realmente buena?
No había caído antes en esto, hasta que me puse a redactar el post, pero estoy descubriendo que los días 13 son fatídicos, nos perdemos en el océano Índico, el rey se muere… ¿Puede pasar algo mas?
Esperemos que no, mañana nos despedimos este maravilloso País, ¿Tendrá para nosotros alguna consecuencia la muerte del rey?
Mañana os lo cuento.
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