Desde que viera la famosa película de Álex de la Iglesia, «Las brujas de Zugarramurdi», había soñado con pasear por esas calles, ver esas casonas típicas vascas, con tanto encanto y recorrer esas sinuosas carreteras en medio de frondosos bosques.

Ese día llegó en forma de regalo de cumpleaños, como una escapada express y tan express, porque en tan solo 2 días hemos visitado todo esto ¿Empezamos?

Salimos de Asturias un sábado a primera hora de la mañana para realizar una primera parada en San Sebastián, que aún no lo conocía y me pareció sinceramente una de las ciudades más bonitas que he visto nunca.

Como no teníamos mucho tiempo, compramos unos billetes para montar en el bus turístico y así, dar una vuelta rápida por la ciudad y aprender algo acerca de su historia, para después perdernos a pie, por su casco antiguo y disfrutar de los famosos pintxos de taberna en taberna.

Con el estómago lleno, ponemos rumbo a Etxalar, un pueblecito de la Navarra profunda, donde nos vamos a alojar.

Podéis ver el hotel pinchando aquí.

Después de acomodarnos y darnos un baño, vamos a conocer el pueblo de Etxalar y tengo que deciros que me fascinó, juzgar vosotros mismos.

Es un pueblo pequeñito y lo vemos rápidamente, nos planteamos visitar otros pueblos del valle del Baztan, tan famoso ahora, gracias a la trilogía de Dolores Redondo, que ha dado el salto a la gran pantalla.

Pero de repente me viene a la cabeza lo cerca que estamos de Francia y Biarritz es un sitio que llevo tiempo con muchas ganas de visitar, así que, google maps nos dice que estamos a 40 minutos y nos animamos a cruzar la frontera.

San Sebastián me encanto, Etxalar me fascinó, pero Biarritz me enamoró.

Damos un paseo por el puerto, nos perdemos por las calles más bonitas, nos sentamos a cenar un poco de pescado, rematamos con un gofre de nutella y ponemos broche al día disfrutando de la puesta de sol.

No puedo evitar, viendo esta puesta de sol acordarme de una canción de Amaral, la canción con la descubrí Biarritz, que bien la describe:

«Biarrtiz dormida soledad, lleva mis pasos hacia el mar, que no despierte ya, que no pueda escapar, veo colores y sombras que se van y un tímido lamento hispano, tiemblo al sentir, como quemas tus alas en mi»

El sol se pone y volvemos a Etxalar, mañana, queremos madrugar para perdernos por Zugarramurdi.

Vamos a por el día 2.

Llegamos a Zugarramurdi después de una hora por sinuosas carreteras, donde bien podrían haber grabado un anuncio de coches.

Paseamos un poco por el pueblo, de gran belleza, pero Etxalar es difícil de superar.

Visitamos el museo de las brujas y luego, las Cuevas donde supuestamente las brujas hacían sus reuniones.

Aunque lo mejor de todo es la belleza del pueblo, al margen de su historia, ya sea ficción o realidad, resulta interesante y cuanto menos inquietante.