El reloj suena a las 5.30h, ya que el coche había quedado en recogernos a las 6 para llevarnos al aeropuerto.

La noche anterior ya habíamos dejado las mochilas preparadas, así que las cogemos y abandonamos el hotel dejando en la recepción nuestro equipaje…con algo de miedo, todo hay que decirlo…¿Estarán las maletas cuando lleguemos?

Llegamos al aeropuerto con el tiempo justo, pero conseguimos montarnos en el avión, el día está despejado, así que todo pinta bien, por fin ha llegado el momento de ver la cima del mundo.

Como podéis ver el avión es muy pequeño, al comprar el billete te aseguran siempre ventana, para que puedas tener una vista perfecta y cómoda, el vuelo dura aproximadamente una hora y te facilitan un mapa con todos los picos que vas a ir viendo, aunque también la azafata va continuamente explicándo que estas viendo, desde tu ventana en ese momento.

Y lo más sorprendente, es que de uno en uno, puedes ir pasando a la cabina del piloto, que pasada… y que suerte tenéis, porque lo tenemos todo grabado en vídeo.

Y el momento en el que llegas a ver el Everest, es indescriptible, la piel de gallina, viendo el techo del mundo, el punto mas alto, el lugar en el que termina la tierra y empieza el cielo, estar en ese punto en el que acaba todo y empieza todo.

Y después de esta experiencia, brindar con champagne sobre la cima del mundo, que más puedo decir…que es absolutamente recomendable.

Salimos del aeropuerto, nuestro conductor nos está esperando, ponemos rumbo a Bhaktapur, pero hemos leído en la Lonely Planet que antes de Bhaktapur, hay un pequeño pueblo Newar tradicional llamado Thimi, así que le decimos a nuestro conductor, si puede desviarse, recorremos el pueblo en coche, contemplando las calles, los edificios, la vida que empieza a despertar en el pequeño pueblo y nos vamos a Bhaktapur.

Cuando el conductor está aparcando en Bhaktapur, ya tenemos a 3 o 4 hombres rodeando el coche y hablando con el conductor, antes de posarnos nos están diciendo que tenemos que pagar para entrar en la ciudad, no les hacemos caso, nos posamos del coche y les ignoramos, hablamos con nuestro conductor que nos dice que nos esperará ahí todo el día.

 

 

 

Los hombres nos siguen diciéndonos que tenemos que pagar, en la calle principal de entrada, también hay unos hombres que no nos dejan entran a la ciudad si no pagamos, preguntamos cuanto cuesta y 15 dólares por persona, bastante abusivo, pagar ese dinero por entrar en una ciudad, totalmente comprensible pagar por visitar una plaza, un edificio histórico, un templo…pero por entrar en una ciudad… ¿Que interés tenían en que pagásemos ante de posarnos del coche? ¿Es ese dinero para el gobierno o para cuatro listos que se aprovechan del turista?

Después de pagar ayer en Pashupatinath para nada, ya hemos escarmentado, así que los ignoramos y decidimos continuar por un calle que parece que rodea la ciudad.

Encontrarnos con este templo, ya nos indica que vamos por buen camino a la ciudad y 1 minuto más y estamos dentro de Bhaktapur, son las 8 de la mañana, poco a poco la vida va surgiendo en la ciudad, paseamos por las calles tranquilas, carentes de turistas aún, así que al igual que nosotros contemplamos fascinados la increíble Bhaktapur, los lugareños nos contemplan a nosotros con una sonrisa y un Namasté.

Es increíble, en cuando salimos de Katmandú, encontramos amabilidad y sonrisas, gente que vive tranquilamente y que disfruta con los turistas y ahora podemos llegar a la conclusión de que Katmandú no es Nepal y empezamos a ver a atisbos de que lo mejor que tiene Nepal, es su gente.

Recorremos Bhaktapur durante todo el día, admirando la belleza de sus templos, calles, edificios, gente… es la ciudad más bonita en la que hemos estado en Nepal, es realmente increíble y ahora puedo decir que si estáis pensando en visitar Nepal, huyáis de Katmandú y Bhaktapur puede ser una opción muy buena a tener en cuenta,para establecer un centro de operaciones del viaje.

No solo es increíble la arquitectura, aunque esté bastante dañada a causa del terremoto, también fotografiar, contemplar y participar de su vida diaria es una experiencia inolvidable.

Vista ya toda la ciudad, tratamos de buscar los ghats crematorios, hemos leído en la Lonely Planet, que al igual que en Pashupatinath, en Bhaktapur también existen ghats en los que se incineran a los muertos, a orillas del río.

Intentamos alejarnos de la ciudad en busca del río, vemos a una mujer que baja con 2 calderos enormes llenos de agua, le preguntamos dónde podemos encontrar los ghats, pero no entiende nada de inglés, así que mi novio le coge un caldero y la acompañamos un rato, mientras los lugareños sonríen viendo la estampa, pensando este blanquito no va a aguantar ni 2 minutos…

El caldero pesaba un montón es increíble lo que trabaja esta gente, porteando agua, hierba y todo tipo de cosas, incluso a edades muy avanzadas, era una de las cosas que más me impresionaba.

Finalmente por ahí, no encontramos nada, así que volvemos a perdernos por Bhaktapur, el sol arde ya, a horas del medio día y llegamos a una plaza en la que paramos a comprar agua, preguntamos a la vendedora si puede indicarnos donde están los ghats y entra en su casa para llamar a su hijo, que sabe inglés, el hijo trata de ubicarse en el plano de la Lonely Planet cuando llega su hermano, un chiquillo de apenas un  5 años y le dice que nos lleve a los ghats, así que, el chiquillo corre y nosotros le seguimos, nos mete por callejones, casas, patios interiores, y calles que parece que en cualquier momento no van a tener salida, el crío nos lleva rapidísimo, medio corriendo, cada poco vuelve la cabeza hacia atrás para ver si le seguimos, a mi me da algo de miedo tengo que confesar, pero finalmente llegamos al río.

El crío esperó a que hiciésemos las fotos de rigor, le pedimos que nos llevase de vuelta a la ciudad pero no nos entendía, nos decía que el tenía que volver a su casa, el pobre ya se marchaba, cuando le dijimos que esperase, le dimos una propinilla y se fue corriendo con una sonrisa, dándonos las gracias cada poco, a lo lejos, sonriendo y diciéndonos Namasté, ya desde la ciudad.

Y nosotros continuamos con nuestra exploración, por un polvoriento camino, nos encontramos a 3 señores, sentados bajo la sombra de un árbol, uno de ellos se levanta y nos dice que tenemos que pagar 15 dólares si queremos continuar, le decimos, que nosotros ya venimos de la ciudad, que solo nos hemos salido para ver el río, el señor se llega a poner muy borde, así que damos media vuelta y tratamos de marchar por donde hemos venido, pero el se pone en medio del camino y tampoco nos deja volver por donde veníamos.

¿Cómo? ¿La única alternativa, si no queremos quedarnos ahí con ellos eternamente, es pagar 15 dólares cada uno?

Que cabreo, el señor se llega a poner agresivo, nos manda que salgamos de ahí por un camino que lleva a la carretera general y nos persigue, yo llego a pasar mucho miedo… ¿Por qué nos sigue? ¿Nos asaltarán ahora cuando nos alejemos de la población?

Miran a mi cámara de fotos y se ríen, tratando de intimidarnos, razón de más para no pagarles nada, como un kilómetro nos persigue hasta la carretera general, por el medio nos cabreamos, le digo que voy a llamar a la policía, que quiere de nosotros, pero nada finalmente conseguimos darle esquinazo.

Ahora nos encontremos en la carretera que rodea Bhaktapur , en el lado totalmente opuesto de la ciudad a donde el taxi nos espera, obligatoriamente, tenemos que volver a entrar en la ciudad y atravesarla entera, para llegar al taxi.

Esto es absurdo, estos detalles, hacen que el país sea difícil para el viajero solitario y hacen que al final el turista se quede con la sensación de que muchos no ven personas, sino dólares caminando.

Después de una media hora perdidos, conseguimos volver a entrar en la ciudad y comer, estábamos hambrientos, solo teníamos la intención de llenar el estómago y volver a buscar el taxi.

Comemos cerca de la plaza Durbar, por fín, probamos los deliciosos momos, están buenísimos y son tremendamente adictivos.

 

Con las pilas cargadas volvemos al taxi, Saroj, nuestro conductor, estaba dentro esperándonos, echando una cabezadita.

Ponemos rumbo a Nagarkot, un pueblo enclavado en las montañas, desde el que se dice, que en los días despejados se puede ver el Everest y que los amaneceres desde ahí son impresionantes.

Mientras tanto, aprovechamos para conversar mas a fondo con Saroj, le comentamos el incidente que hemos tenido en Bhaktapur y nos da la razón, nos dice que muchos no se dan cuenta, de que los turistas no son ricos y van al país a gastarse su dinero y a ayudarles, pero no a que les roben.

Hablamos con Saroj de todo, política, sanidad, trabajo e incluso nos pone música Nepalí, al mas puro estilo Bollywood, luego terminaríamos siendo absolutamente fans de sus canciones y videoclips y a día de hoy recordamos sus letras y bailes.

Llegamos al Nagarkot por una pista llena de piedras y polvo que transcurre entre pequeños pueblos y terrazas de arroz.

Hemos reservado en booking un hotel con muy buenas críticas y con un mirador que podéis encontrar pinchando aquí.

Aunque antes, Saroj nos lleva a un mirador desde el que tenemos impresionantes vistas de la puesta de sol.

Llegamos al hotel que nos encanta y resulta muy acogedor, cenamos en él y volvemos a pedir momos, tomamos unas cervezas y volvemos a la habitación, en el pasillo había una araña del tamaño de mi mano.

Así que esa noche ya no dormí tranquila, pensando en si habría alguna en la habitación.

Mañana nos espera un día largo, también nos toca madrugar para ver el amanecer y nos esperan muchas emociones, uno de los mejores días de nuestras vacaciones, no os lo perdáis.

Para los perezosos de la lectura, os dejo un resumen en youtube.