Amanecemos en Thoddoo con la espalda algo resentida del viaje en lancha.

Podéis ver el hotel pinchando aquí

Tenemos el desayuno incluido en el precio de la habitación y a noche Musa nos pregunta que tipo de desayuno queremos continental o maldivo.

Hemos elegido desayuno maldivo.

Mirad que pinta, la dieta maldiva, está basada en atún, así que no podía faltar tampoco en el desayuno.

Con el estómago lleno, nos vamos caminando a la playa.

A primera hora del día, el agua está en absoluta calma, ayer de tarde la mar estaba algo más revuelta pero hoy es todo un espectáculo, parece una piscina infinita y puedo afirmar que éste el agua mas clara, pura y limpia que he visto en mi vida.

El hotel nos ha dejado un equipo de snorkel, yo que nunca me había atrevido a hacerlo, porque siempre me ha dado mucho respeto el mar, incluso hasta en el caribe o en Tailandia…

Pero estas aguas son tan inmensamente cristalinas que se puede apreciar perfectamente lo que hay bajo el agua, cuando pones las gafas de snorkel puedes ver a cientos de metros de distancia, un agua pura, limpia de basura, algas y cualquier impureza que te puedas imaginar, definitivamente esto es el paraíso,

La mayoría de los peces que hay en la orilla son casi transparentes y solamente se aprecian con las gafas de snorkel.

Prácticamente no hay gente en la playa, porque somos muy pocos turistas, en una isla tan pequeña y en temporada baja, la paz que se respira es increíble, solamente el ligero sonido de las pequeñas olas que llegan a la orilla, es lo que se escucha.

En la playa hay hamacas y tumbonas a disposición de los turistas, totalmente gratuitas.

Como podéis ver las aguas son impresionantes, de vez en cuando veíamos una sombra oscura que no sabíamos muy bien que era, hasta que mi novio fue buceando con el snorkel y descubrió que las sombras eran en realidad ¡¡MEDUSAS GIGANTES!!

Va a ser que Maldivas todo va a ser gigante…

La sensación que se respira en este lugar del planeta es indescriptible, una mezcla de paz inmensa, con la alegría y el entusiasmo de haber descubierto este paraíso, nos hacía BAILAR DE FELICIDAD.

Sí habéis leído bien, BAILÁBAMOS DE FELICIDAD, en la vida me había pasado, pero era ponernos de pie e ir al agua y no poder parar de bailar y cantar, era imposible ocultar la felicidad que sentíamos en ese momento.

Al medio día, nos vamos de la playa a buscar donde comer y aprovechamos para dar un paseo por Thoddoo, comemos en el restaurante COCO MERU, pescado fresco y arroz frito y pagamos el equivalente a 7 euros por los 2.

Vaya… parece ser que existe otro Maldivas…  un Maldivas para bolsillos más modestos.

Así que entre bailes y tiempos de lectura y siestas, pasamos el día.

Cuando el sol se pone regresamos al hotel y como aún es muy pronto, escuchamos un poco de música en la habitación y seguimos con los habituales bailes del resto del día.

Cuando llega Musa al hotel, hablamos un poco con él, para que nos oriente, nos quedan 2 noches en Thoddoo y nuestra intención es ir a Dhiffushi, una playa que tiene una bikini beach preciosa y los hoteles están al lado de la playa, que es el único inconveniente que vemos a Thoddoo, que hay que caminar un poco para llegar a la playa.

Musa nos comenta que la mejor opción es coger el Ferry a Male y luego ir de Male a Dhiffushi, pero esto nos haría perder un día.

Nos pregunta a que hotel queremos ir y el mismo llama para hablar directamente con el hotel y ver que opciones tienen.

El hotel nos comenta la opción del ferry o también lancha rápida desde Male que cuesta 230 dólares pero también nos hace perder casi un día.

Musa nos propone ir a una isla más cercana a Thoddoo, como Rasdhoo o Mathiveri, nos parece muy buena opción puesto que a Dhiffushi es imposible.

Bueno aún no tenemos claro que hacer… nos queda un día para pensarlo.

Volvemos a cenar a COCO MERU porque nos encantó la comida y por lo noche volvemos a hacer tour por los supermercados para comernos un helado y pasear por las calles de Thoddoo, con «our crazy Rusian friends» (nuestros locos amigos Rusos)

La inocencia del lugar, carente de alcohol, bares y discotecas, hacen que estas vacaciones tengan un encanto especial, distinto al que estábamos acostumbrados, adquieren un carisma que me retrotrae a la tierna infancia donde disfrutabas de las pequeñas cosas, de comer un helado, de hacer amigos de verano con los que te ríes o simplemente paseas.

Os dejo resumen del día en Youtube

Visita la tienda con corazón

 

 

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