30 de Septiembre de 2019

Despertamos en plena naturaleza, con el sonido del río y el zumbido de las libélulas, comenzamos el día bien temprano a las 7 de la mañana, con un desayuno buffet al que no le falta detalle, pero hasta las 9:30 que nos llevarán de vuelta a la estación, pensamos exprimir hasta el último minuto en este paraje.

Meditación e introspección a eso dedicamos las primeras horas del día, a coger fuerzas, a parar, a pensar en el camino que hemos hecho y en el que tenemos por delante, a coger impulso para acometer un salto de dos horas que nos dejará caer en Tokio.

Tokio

Son las 12 del mediodía cuando llegamos a Tokio y las 2 de la tarde cuando llegamos a nuestro hotel, aunque está a 2 kilómetros de la estación, entre cambios de líneas de metro, estaciones y alguna que otra perdida nos cuesta un poco llegar y a nuestras maletas también. Nos hospedaremos durante cuatro días en Ai Hotel Niombasi, que podéis verlo pinchando aquí.

Hoy caduca nuestro Jr Pass, válido durante 14 días, así que compramos un pase de metro para 3 días, que nos cuestra aproximadamente 15 euros por persona.

Y ahora sí vamos a subir las pulsaciones por la loca Tokio, que lo primero que nos enseña es su torre, la hermana mayor de la Torre Eiffel.

Para luego recordarnos que seguimos en Asia, llevándonos al templo Zozoji.

Después envolvernos y mezclarnos con todo clase de gente, en Shibuya, el cruce más transitado del mundo.

Mostrarnos las últimas tendencias de moda en el centro comercial Forever 21, perdernos por las calles de Omotesando y Takeshita street mi preferida. Y ponernos a prueba con las gyozas más picantes del planeta.

Y luego enseñarnos su lado más friki en Kawaii monster café, donde cenamos, ya que es obligatorio tomar una bebida y una comida por persona, a parte de pagar un suplemento de 5 euros.

Cenamos un bowl de helado y chuches de hello kitty y patatas con salsas, el espectáculo y la puesta en escena son dignos de ver, no sabría decir si es o no una visita obligada pero curiosa sin ninguna duda.

Y empachados de los tonos pastel, de las tartas y de la purpurina, volvemos a perdernos por Shibuya y nos paramos a saludar a Hachiko

Mañana tendremos resaca de purpurina y ahora mismo sé que soñaré con Hello Kitty en un mundo de color de rosa, Tokio saca la parte más rubia que hay en mí y ya no me quiero bajar de este puto arcoíris.