1 de Octubre de 2019

Reservarnos la primera hora del día para pasear por las calles del barrio de Ginza.

Ginza

La cuna mundial del lujo y la moda, sede de las empresas más importantes de esta industria, un barrio limpio, pulcro, relajado, de calles anchas y edificios altos y vanguardistas.

De la cuna del lujo vamos a la cuna del street food en Tokio.

Mercado de Tsujiki

Uno de los mercados de pescado más importantes de Japón, uno de esos mercados que puedes encontrar en cualquier país de Asia y que a los occidentales nos resultan tan peculiares, nos perdemos por sus calles y nos hinchamos a pinchitos de anguila y vieras.

Para rematar el festín de street food, entramos a un local en el mismo mercado y pedimos unos bocados de sushi.

A la salida del mercado nos encontramos con el free bus de un centro comercial situado en la isla de Odaiba, el lugar donde queremos pasar la tarde, así que lo cogemos y de paso visitamos algunas tiendas, como siempre, lo que más me llama la atención es la gran cantidad de productos de papelería que existen, para mi es un paraíso, además a la entrada del centro me encuentro con Marilyn y tenemos una conversación profunda de rubia a rubia.

Odabia

Odaiba es una isla artificial de la bahía de Tokio, el centro de entretenimiento, ocio y tecnología de la ciudad.

Damos un paseo por la playa, pisamos la arena y nos sentamos a contemplar el mar, que ya nos hacía falta

El señor Late Fuerte se lo pasa bomba en la exposición de Toyota, viendo los coches del futuro y probando los simuladores.

Seguimos en el futuro, de la exposición Toyota, vamos al museo teamlab de la isla de Odaiba, después de una cola enorme de una hora, conseguimos entrar a uno de los museos más instagrameables del mundo, una visita obligada en Tokio.

Teamlab Boderless

Teamlab Borderless es un museo de arte digital, un museo con el que puedes interactuar, sentir, tocar, crear arte, ser parte del arte, generar música, crear formas…

Un museo que se recorre sin plano, sin barreras, que puedes empezar por el principio, el medio o el final, porque está pensado para que te pierdas y descubras.

Nos perdemos y entretenemos tanto que cuando salimos del museo ya es de noche, vamos a dar un paseo por la playa, vemos la estatua de la libertad y nos sentamos a contemplar el mar de luces de la ciudad de Tokio al anochecer.

Cogemos el metro para volver a Tokio y aún nos quedan fuerzas para perdernos de nuevo entre las luces del barrio de Ginza, dejarnos caer por el barrio de Akidabhara donde visitamos la tienda de Sega y cenar y recenar gyozas en varias ocasiones.

Y exhaustos terminamos un día intenso y lleno de contrastes en la loca Tokio.