Día 22 de Enero de 2020

Hoy no ponemos el despertador, dejamos que sea el sol el que se cuele en nuestra cabaña y nos saque de las redes de Morfeo para arrojarnos a las de Poseidón.

Vamos caminando hasta el centro de Holbox para desayunar y después de un paseo por la plaza mayor, nos sentamos en la terraza de un restaurante llamado «Tortillería española» donde desayunamos chilaquiles de pollo y una tortilla española exquisita , mejor que la de muchos bares en España.

Como podéis ver en la foto, en Holbox todos los caminos son de arena y que el ayuntamiento tenga esta pinta, me parece que es muy representativo de la esencia y el espíritu de la isla.

A punto de reventar vamos a la playa, damos un largo paseo con el viento en contra bastante cabreado, hasta llegar a las míticas hamacas representativas de Holbox.

El aire sopla bastante lo que hace que el mar tenga un poco de oleaje y que no se vea como la piscina que imaginábamos, seguimos caminando a lo largo de un banco de arena que parece no tener fin y en el que en el horizonte, el blanco de la arena se diluye con los verdes y azules del agua, lo que hace que parezca que estés camino del cielo, pero antes de alcanzarlo damos la vuelta para buscar un beach club, en el que asentarnos y pasarnos el día disfrutando de esta paleta de colores desde una tumbona.

Justo frente a las hamacas, está el beach Club del Hotel Caracol, en el que decidimos quedarnos por la ubicación y el hecho de que para utilizarlo solo se exija una consumición mínima de 300 pesos por persona, después de ver la carta, los precios nos han parecido muy razonables y además podemos comer en las tumbonas… ¿Qué más se puede pedir?

Comemos en las tumbonas unos tacos de pescado y ceviche de pulpo, todo estaba brutal.

Y como os podéis imaginar, no hicimos otra cosa en todo el día que alternar las hamacas con las tumbonas, las margaritas con la cerveza y los paseos con los baños.

A pesar de que el aire nos ha incordiado un poco, hoy ha sido un día perfecto y decidimos ampliar una noche más, nuestra estancia en Holbox, de modo que en vez de 2 noches, estaremos 3, además la noche extra en el mismo hotel, nos cuesta unos 46 euros aproximadamente, cuando las anteriores nos costaron alrededor de 80.

Por la noche volvemos a perdernos por el centro de la isla, nos encanta su magia cuando cae el sol, la tranquilidad, los puestos hippies, las terrazas, las tiendas de artesanía, la música, el olor a brasas y a langosta…

Hoy queremos cenar el plato típico de Holbox ¿sabéis cual es?

La pizza de Langosta. Sí, habéis leído bien. Nos sentamos en la terraza de un bar en la plaza y cenamos pescado y la tradicional pizza, con unos trozos enormes de langosta con un toque a humo y ajo, que lo convertían en un bocado perfectamente equilibrado de sabores.

Y como hoy estamos por probar las comidas típicas de Holbox, la nota dulce a la cena la ponemos con una marquesita en un puesto callejero de la plaza, las marquesitas son una especie de barquillos crujientes que puedes rellenar con lo que quieras, nosotros lo hacemos con nutella.

Y ponemos fin al día, uno de esos días que podría elegir como día de la marmota, para repetir en bucle hasta que se acabe el mundo.