Okuhida es uno de esos lugares que no te hacen extrañar el mar, por el agua que corre, las hojas secas del otoño que se mecen con el aire, que se desprenden de los árboles y se posan sobre el agua sigilosas y lentas con su danzar, el sonido del río, el polen de los árboles en el agua que te introduce en una bola de nieve, el calor de un baño termal, el frío de los alpes japoneses, el mejor lugar del mundo para aprender a disfrutar del otoño.