21 de Octubre de 2018
En Page se encuentra Antelope Canyon, una de las razones que nos lleva a pernoctar en esta ciudad.
Antelope Canyon está compuesto de 2 cañones, Lower Canyon y Upper Canyon. El segundo es el más conocido y por ello el más visitado y concurrido, de ahí que nosotros nos decantáramos por visitar Lower Canyon, ya que no queríamos que la masificación nos estropease la experiencia.
Hemos reservado el tour por internet con bastante antelación y hemos reservado el turno de primera hora, a pesar de que las mejores horas son las de medio día para tomar fotos, porque es cuando los rayos de sol se cuelan por el cañón, pero como nosotros solo queremos disfrutar del momento, preferimos la primera hora que es la menos concurrida.
Muchas veces son las que me preguntan que es lo que más me ha gustado de este viaje y siempre digo que es difícil quedarse con algo, ahora mirándolo con perspectiva, probablemente me quede con Antelope Canyon.
Parece imposible que esta ranura en mitad de la tierra pueda albergar semejante majestuosidad.
Tengo que decir que las fotos no le hacen justicia y que el Cañón era enorme, inmenso, no solo era profundo sino que también era largo, lleno de recovecos, de luces y sombras que lo hacen uno de los lugares más impresionantes del planeta.
Bueno tenemos 1000 fotos, cada cual más impresionante y ahora cambiamos estos áridos paisajes, esculpidos por el viento y la lluvia, esta obra maestra de la naturaleza, por una obra maestra de los hombres, esculpida a base de golpe de ruleta y luces de neón.
Tras un viaje de 4 horas llegamos a LAS VEGAS.
Nuestro hotel Circus Hotel, podéis verlo pinchando aquí.
Nos ha costado unos 70 dólares la noche porque lo hemos reservado con muchísima antelación y hemos cogido una oferta muy buena, el hotel como todos los hoteles de Las Vegas, era impresionante, enorme, como una ciudad, con un casino interminable, en el que te podías perder y haciendo referencia a su nombre, albergaba un circo en su interior y hasta un parque de atracciones con montañas rusas.
Después de hacer una considerable cola para realizar el check-in en el hotel y es que imaginaros la cantidad de gente que puede albergar un hotel de esa magnitud, con una recepción enorme y más de 15 recepcionístas, nos damos una merecida ducha y listos para dejarnos deslumbrar.
Son las 4 de la tarde aproximadamente y decidimos ir Fremont Street, la mítica calle que alberga los más importantes casinos, la original, donde nació Las Vegas, el down town, la zona más alejada de los hoteles y la más antigua.
Aún es de día, damos una vuelta por la calle y alrededores, sin poder cerrar la boca, conciertos, espectáculos improvisados, gente que sin querer también va montando espectáculos, gente que sobrevuela tu cabeza a través de tirolinas y todo ello mezclado con olor a hierba, sonidos de máquinas tragaperras y ambiente etílico.
Cenamos en Fremont y esperamos a que anochezca, porque queremos vivir la Fremont Street Experience, cuando la cúpula de la mítica calle, se tiñe de luces y añade más extravagancia al entorno.
Al igual que el resto del Down Town toma un cariz diferente cuando cae la noche y los neones sustituyen al sol.
Sentados en una terraza en Fremont, tomando una cerveza y analizándo el momento, pensaba esto es un puto Disneyland para adultos americanos.
Es un concepto de entretenimiento que no existe en España y me alegro.
Si hay algo que no me gustó en absoluto fue ver como había niños trabajando, haciendo espectáculos, tocando la batería, cantando etc. Hasta altas horas de la noche y como la gente encima, les hacía corro y eran las atracciones que más público tenían, el entretenimiento y la diversión tienen un límite y no puedes darles dinero ni pararte a mirar, porque si están ahí es precisamente gracias a eso.
De vuelta a nuestro hotel, decidimos terminar la noche en el casino, jugamos en varias tragaperras, nos gastamos unos 10 dólares, ganamos 20 y los volvemos a jugar. (Resultado -10).
Recorremos todo el casino, subimos y bajamos escaleras y como no, nos perdemos.
Nos perdemos tanto que nos cuesta como 15 minutos volver a encontrar la recepción para subir a la habitación y muy prontito ya estamos en la cama.
Parece mentira que en un día hayamos vivido tantas cosas y hayamos cambiando tanto de ambientes, de escenas, de paisajes… en fin, esto es América.
Mañana madrugaremos y dedicaremos todo el día a Las Vegas, no os lo perdáis.
Os dejo un pequeño resúmen de Fremont Street Experience.
Deja una respuesta